viernes, 8 de mayo de 2020

Otoño cruel del 2016

Estaba nublado y el viento corría frío y fuerte, levantando el polvo del suelo. Yo iba con la cabeza baja, gruñendo incoherencias. Me dolía el corazón de lo fuerte que latía dentro de mis costillas y se me llenaban los ojos de lágrimas de tanto en tanto. El mimors y yo nos habíamos peleado (bueno, más bien yo había sido la que se enojó y lo había mandado al carajo) y teníamos dos meses sin hablarnos. Yo lo había borrado y bloqueado de donde había podido. De vez en cuando él me dejaba favs en Twitter pero yo no cedía. Estaba muy enojada. Sentía que me quemaba por dentro.

Seguí quejándome, sin poner atención a nada a mi alrededor, cuando de repente ella, K*, me tomó de la mano para frenarme.
 
    -¡Espera!- dijo- No sabes cruzar las calles, te ayudo-

Cruzamos una avenida. Cuando llegamos al otro lado, me soltó, me miró curiosa y me preguntó para retomar el tema:

    -¿Y le vas a decir algo?-

Algo pasó cuando me tocó y me ayudó a cruzar. Sentí como que mi corazón se calmaba un chingo y ya no sentía ese ardor por dentro. Vacilé y continué diciendo lo mismo que ya tenía varias semanas diciendo. En todo ese tiempo ella siempre me escuchó con paciencia y atención. "Es una santa" pensaba.






Era un semestre decisivo, puesto que era nuestro último año en la carrera. Entre las prácticas profesionales, las clases semi-escolarizadas y el escribir el mentado documento para la titulación, no nos dábamos abasto para casi nada más.
Fue difícil para mí. Nunca ha sido un secreto lo mucho que amo con locura al mimors, incluso desde entonces y sufría a lo desgraciado -y también a lo hipócrita, por qué no decirlo- por nuestra separación. Me sentía muy estresada, muy triste y asustada y sobre todo enojada. El enojo era lo único lo suficientemente fuerte como para mantenerme firme en mi decisión de olvidarlo.

Él había sido un pilar muy importante en mi vida y sin él, en ese entonces, me sentía perdida y muy sola. No tenía ganas de hablar, tampoco tenía muchas opciones para desahogarme. 

Pero Diosa se apiadó -creo- y nos mandó a K* y a mí al mismo CAM a practicar y nos dió al mismo asesor. Así que la veía en las prácticas cuando eran semanas de prácticas, nos regresábamos a casa juntas porque vivimos por el mismo rumbo y la veía en las clases y las asesorías, porque tomábamos el mismo camión para ir a la escuela y de regreso igual.

Ella estuvo ahí conmigo cuando la pasé muy mal y me ayudó. Nunca me dejó sola, siempre respondía mis mensajes, hablábamos por Whats y por FB de cosas muy diferentes y podíamos mantenernos así por bastante tiempo. Íbamos a comer al rockstar y también íbamos al cine. Íbamos a comprar material para nuestras prácticas y nos quejábamos de las culeradas que nos sucedían.

Desde el amanacer hasta el anochecer estaba ella ahí. Y a mí me agradaba. Me encantaba tener su atención y entonces las cosas empezaron a complicarse.



Teníamos un historial medio raro. 

Cuando nos conocimos ella no entendía cómo era que mi sexualidad podía ser tan ~fluida~ y entonces me dijo lo que me dijo en ese primer semestre. Ya saben, lo de "Creo que me gustas" y yo me súper saqué de onda pero después ella se retractó a través de una amiga en común diciéndole que era mentira. Y yo me enojé.

Y todes sabemos que cuando me enojo me pongo bien destructiva y no pienso y rompo todo.

La mandé alv entonces y así estuvimos seis meses hasta que nos volvimos a hablar, la perdoné y creo que ese malentendido nos hizo más cercanas. Yo seguía confiando en ella, incluso más que antes.


Y siempre fuimos muy amigas pero creo que nuestra manera de relacionarnos fue bastante rara, porque todes nuestres compañeres nos miraban raro, les maestres también. Todo esto tuvo consecuencias de las que yo no me enteré hasta entrado el tiempo pero los rumores corrían por los pasillos y era como si hubieran cámaras en cada banca, cada picaporte, cada árbol de la escuela.

Un golpe de juego en falso, una caricia en el brazo, una mirada demasiado larga, un sonrojo demasiado evidente y era leña suficiente para quemarnos a las dos.

Pero a mí no me importaba lo que dijeran de mí. Nunca me ha importado y daba por sentado que a ella tampoco, hasta que su vida personal se vio eclipsada por todo esto.

Crítica: Hablemos del final de temporada de 'Euphoria'



Se me acusó varias veces de querer "robármela".

La gente en mi escuela pensaba, creía ciegamente, que ella y yo éramos novias, LO CUÁL ES FALSO, FALSOOOO.
El novio de una de nuestras amigas en común incluso pensaba en presentarle a K* una chica para que "me dejara a mí".
I mean (?????

Creo que siempre he sido muy honesta con respecto a mi incredulidad. ¿Como por qué alguien pensaría eso? K* y yo nunca fuimos de la clase de amigas que se abrazan todo el tiempo, que se toman selfies juntas y las suben a todos lados y cosas así.

¿Qué era lo que teníamos ella y yo que resultaba tan confuso para les demás?

Estuve segura de mis sentimientos por ella. Era mi mejor amiga y era la mano que me estaba ayudando a salir de la oscuridad. Pero hasta ahí.

O eso pensaba yo.



Una tarde, mientras estaba tomando vodka con mis amigas en casa de una de ellas, vibró mi teléfono. Era un mensaje de ella. Y mi corazón y mi estómago dieron un vuelco tan violento que necesité aferrarme a la mesa para no desmayarme.
Empecé a sentir algo raro cuando me escribía y saltaba -de nervios y gusto- cuando respondía a mis mensajes. Me enojaba cuando tardaba en hacerlo y me ponía muy triste cuando no lo hacía, cuando no podía salir conmigo a pasear.

Quería su atención y de tanto quererla empecé a necesitarla. Una vez, otra vez, y una vez más.

No me di cuenta de que quería que ocupara el lugar del mimors hasta que fue demasiado tarde y en esa noche de diciembre, cuando yo estaba muy borracha en el antro al que fui con unes amigues, le escribí por mensaje que me gustaba.

i'm here but i'm not here



Pero apenas lo hice me arrepentí.
Me tomó varios días evadiéndola en la escuela y en todos lados para entender por qué sentía tanta culpa y tanta vergüenza.

Lo que sentía por ella no se comparaba a lo que sentía por el mimors. Eran cosas muy diferentes. Y yo me sentía tan sola y tan triste y ella estaba ahí, toda bonita y maravillosa e inteligente y me quería. Me amaba y yo me sentía muy aceptada.

Preguntándome la verdadera naturaleza de mis sentimientos me la topé en la escuela y me pidió que hablara con ella -porque tenía varios días ignorándola, no lo olviden-, así que sorprendida y asustada acepté.

Lo hablamos. Ella dijo que nada iba a cambiar, que estaba bien y por dentro me dio gusto y también me dio tristeza.
Luego me pidió que la abrazara, así en frente de todes y eso hice. Como dije, ella y yo casi no éramos de tocarnos -más que cuando nos pegábamos por bromear XD- y en su abrazo sentí un particular calor y una seguridad que tenía mucho sin experimentar. No importaban mis cagadas de ebria, ella me iba a seguir amando igual.

Todo estuvo bien y mejoró considerablemente. El mimors y yo nos reconciliamos ese mismo mes y todo parecía pintar bien padre hasta que otra vez todo se vino abajo cuando nos mudamos de ciudad por trabajo y ella, en frente de nuestros má-pás, mi hermana, el rentero, Fany y otra compañera maestra, dijo que no podía vivir conmigo, que "lo había prometido".


¿Mi corazón? En pedazos.




Vivir así fue UN INFIERNO, y no de los chidos, sino que sí fue muy difícil. Nuestra amistad se enfrió y mientras ella se alejaba yo también lo hacía. 

Se me acusó una infinidad de veces que me la iba a robar y yo siempre aseguré que no, que yo a quién quería era al mimors. Era y sigue siendo cierto.

Incluso me intentaron golpear afuera de un Cinépolis XD

Todo eso pone en perspectiva las cosas y me alteré. Le dije cosas muy hirientes a K*, bastante ofendida por sus actos tan despectivos y crueles hacia mí. 
Tomamos nuestras decisiones. Ella prefirió irse y meses después, en mi cumpleaños del año pasado, me escribió para decirme que sí había confundido bastante sus sentimientos por mí.

Que no quiso vivir conmigo porque tenía miedo de que algo -romántico o sexual, me imagino- pasara entre nosotras.

Nunca pudo decirme las cosas en su momento, prefirió callarse y yo así no podía y no puedo.

Esa fue la última vez que supe de ella por ella misma.

Watch I'm not okay with this trailer (2020) - theC5.com



A pesar de nuestra obvia tensión sáfica, ella era mi mejor amiga. Era con quién podía hablar de Glee -¡porque genuinamente le gustaba!- y podía hablar con ella del mimors cuando me hiciera enojar o podía decirle que me iba a casar con él y quería que ella fuera mi testigo. Hasta ahora es la única persona en mi vida que me ha dicho que si tengo pesadillas o no puedo dormir puedo llamarle por teléfono para que me haga compañía. Era con quién podía hacer mis chistes lésbicos sin sentirme mal por ello. 

Era con quién podía enojarme sin miedo a que me fuera a abandonar. Podía hablarle de mi vida privada y mi vida personal y mi vida familiar y mi vida sexo-afectiva y cualquier cosa y sabía que no me iba a juzgar.

No teníamos muchas cosas en común - por ejemplo a mí me encanta leer y a ella no tanto-, pero con ella siempre me sentí acompañada, aceptada. En casa.


Extraño con quién platicar. Extraño a mi amiga, pues.

Pero entiendo que en este punto de nuestra historia es muy difícil desborrar el daño que yo le hice y el daño que ella me hizo.

Quisiera que volviera, no saben lo que daría, pero tiene razón. Ya hay demasiado entre nosotras y no saldría bien, no a menos que se intentara con todas las ganas.



Supongo hay una razón por la cuál las cosas están como están -por pendejas, siono-y también supongo que hay cosas que es mejor no saber.



Pienso en ella diario, pienso en ella cuando las cosas van mal porque no me siento en la confianza de contarle a alguien, pienso en ella cuando las cosas van bien porque sé que se alegraría por mí y haría preguntas, las indicadas.

Pienso en ella cuando me despierto, me pregunto si estará bien con todo este p2 de la pandemia y cómo estará, pues su salud está comprometida y si se enferma y se muere yo me voy a matar. 
Pienso en ella en las noches, cuando me voy a dormir. Me pregunto si soñará conmigo tanto como yo lo hago. Me pregunto si se pregunta por mí. 

Pienso en ella siempre y también nunca. 

Ella me enseñó que no importa quién se vaya de mí, yo seguiré siendo yo. 

No la busco. No le pregunto nada a nuestras amigas en común. Tengo que dejarla ir. 


El amor también es dejar ir, ¿No?







No hay comentarios.:

Publicar un comentario