El inconveniente de decir la verdad

La cosa es que nunca me he considerado una mentirosa por la sencilla razón de que no me gusta mentir. Siento que es un esfuerzo innecesario. Voy a tener que inventarme algo y luego voy a tener que recordarlo para seguir en esa línea de engaños. Nunca nada me pareció tan importante como para querer esforzarme mentalmente tanto en algo.
Se complica todo y se vuelve horrible. No conozco algo remotamente bueno que haya empezado con mentiras, así que estoy bastante clara en mis fundamentos.


La cosa es que también, con el pasar del tiempo, y después de muchos traumas y relaciones fallidas -de todo tipo- una aprende a avergonzarse de lo que es, lo que tiene, de dónde viene y de lo que la hace diferente. He luchado bastante contra ello y prefiero mantener mi orgullo a flote por encima de todo, porque es lo único que al final del día me va a convencer de salirme de la oscuridad. No me sentía afectada de lo que otrxs dijeran de mí, de lo que otrxs pudieran encontrar sobre mí, porque no me importaban lxs demás.

Estar sola siempre había sido cómodo por lo mismo. No hay vergüenzas ni medias tintas de nada.

Pero ahora que estoy volviendo a abrir mi corazón, es necesario ser honesta. ¿Y si por serlo se alejan de mí?

Creo que no me lo había planteado hasta que las cosas cobraron otros tonos, quiero decir, siempre imagino que quién sea que me hable es porque quiere ser mi amigue pero YA SABEMOS QUE NO ES CIERTO y la gente por lo general quiere algo de otrxs, algo específico buscan de mí. Mi cuerpo, mis relaciones, mi vida privada, mi talento, mi tiempo, mi voluntad...

No me importaría si fuera gente equis en mi vida, de serlo podría mandarles alv en el primer momento en que las cosas se salgan tantito de la raya que pinté. Pero son personas que sí me importan, que sí pretendo conservar, que quiero que se queden.

Desde hace mucho no sentía tanta cercanía con alguien y a pesar de que quizás no son ~mi alma gemela~ (como si eso existiera, ¡ajá!), quiero que me quieran y quiero que se queden por alguna razón, quiero que encuentren valor en mi y ser suficiente para ellxs.

PERO ¿Y SI BUSCAN OTRAS COSAS? ¿Y SI SUS INTENCIONES NO SON TAN BONITAS COMO SUS CARAS?

Diría cualquiera con sentido común que decirles la verdad sería la prueba de fuego. Si después de que me conozcan ~bien~ se quedan, es porque me merecen. Y si no, es porque no "estábamos destinadxs", "no eran las personas correctas" y esas chingaderas que dicen en todos lados.

Lo entiendo, sí lo he pensado así, pero no quiero correr ese riesgo. Quiero que me quieran por lo que soy, por lo que tengo o no, por lo que me falta o no, por lo que quiero y por lo que temo, pero también quiero sentirme segura de que lo que hago es correcto y no quiero lastimar a nadie.

He intentado tirar algunas indirectas muy directas en mis redes sociales pero cuando es plática personal es cuando las cosas se descontrolan poquito. Puedo manejar y mantener a raya el coqueteo ajeno, siempre y cuando pueda identificarlo pero no lo correspondo.

Tengo miedo de dar la impresión incorrecta, tengo miedo de darles alas o algo así, cuando sé que por el momento mi corazón no está interesado en nadie más que no sea, bueno, ya saben, ~él~.

Hablando en términos generales, me refiero.

Quisiera pensar que sólo es parte de mi imaginación. Después de tanto tiempo en que nadie ha sido amable conmigo -y'all know what the fuck I mean-, si alguien lo es puedo confundirlo con coqueteo.

Podría pensar así y guiarme por ese pensamiento pero sé que también la última vez que ignoré mis sentidos, terminé siendo acosada por FB y por aquí en mi blog, antes de eso incluso terminé con un moretón en mi brazo porque me rehusé a besarle en ese airnb en la cdmx.

No puedo darme ese lujo ya, tengo que ser más firme y cuidarme mejor. No puedo seguir con lo fácil, así que aunque es una posibilidad de que mi mente me esté jugando una mala pasada, también existen otras posibilidades para las que debo estar preparada.

¿Decir la verdad y arriesgarme al rechazo, al abandono, porque una persona bonita se me acercó con intenciones que no puedo corresponder en este momento, quizás nunca?

¿O seguir ocultando esa parte de mi vida que podría levantar las cejas, que abriría cuestionamientos directos e incómodos, a sabiendas de que puedo lastimar muy feo a alguien de quién ya estoy encariñada?

El dilema, el dilema. 

¿Es que no puedo tenerlo todo? ¿Son necesarias estas encrucijadas para desarrollar mi arco narrativo, Diosita? >:c

por el momento evitaré la situación, cuando decida algo prometo escribir sobre ello. O no y me desapareceré de Instagram para siempre.

La mujer de mis sueños

Tengo exactamente cuatro días sin dormir un carajo. Me duele mucho mi cuerpo, estoy cansada, inflamada, quiero llorar hasta que se me desgarre la garganta. Me siento tan débil, como si estuviera enferma y estoy muy frustrada.

No puedo dormir porque tengo pesadillas. Me duermo temprano y mi inconsciente revive ese anhelo dentro de mí y transforma en escenarios y diálogos, su presencia aparece frente a mí diciendo que quiere volver, que quiere hablar conmigo, que todo puede estar bien otra vez. Me duermo tarde y mi inconsciente sigue sin tener piedad y me la trae de vuelta, toda la atmósfera tensa que me aprisiona y no me deja respirar y entre sollozos y palabras hirientes exagera su rechazo. En cualquier caso termino despertándome con un sobresalto, con el corazón latiéndome en la garganta, los ojos hinchados y una sensación de pesadez sobre el cuerpo, no puedo respirar y me duelen las articulaciones.

Me duele mi cuerpo y me duele mi corazón y me duele la mente también. Estoy muy molesta. Estoy muy molesta con ella pero estoy más molesta conmigo misma. YA es momento de cruzar ese puente y quemarlo detrás. Ya lo hice todo: Borré sus fotos de instagram y borré su número y toda la información que podría tener de ella, ya dejé de tuitear de ella, ya dejé de incluirla en mis proyectos, ya no pienso más en ella, borré la playlist que había hecho para ella, no veo las películas que había visto con ella, ¿Por qué no puedo arrancármela de aquí?

Ya no sé qué más decir ni qué más escribir. YA FUI A TERAPIA, sí fui e hice muchas cosas y yo sé que debo tener paciencia porque esto de la sanación no es un proceso lineal y habrá días malos y días buenos pero verga, ¿Tienen que ser esos días malos seguidos?

Estoy poniendo todo de mi parte para poder sobreponerme y estar completa y al 100% y todas esas mamadas que dicen que debo estar pero siento que mientras más rápido quiero salir de aquí y más osados son mis movimientos más me hundo en esta arena movediza. Y yo misma me traiciono, ahí está mi cerebro poniéndome trampas, torturándome, no dejándome descansar porque quizás no lo merezco, porque tal vez no he hecho lo suficiente para ganarme mis ocho horas de sueño reparador.

De otra manera no veo cómo explicar las cosas. Lo que una vez empezó como amistad y se desdibujó tanto, al grado de intensearnos y confundirnos a las dos y a todo el mundo que estuvo cerca, y se volvió obsesión, no es más que recuerdos tan lejanos que a veces dudo haber vivido. Más allá de un nombre, la figura borrosa de una cara y el calor de unas manos que me tomaban con cuidado para ayudarme a cruzar la calle, sólo eso queda.

Yo no me quedé con nada, no tengo nada, ni una mísera razón para que su fantasma se aparezca a su voluntad, sin ningún propósito más allá que el de recordarme lo que tuve y jamás volveré a tener.

Por momentos lo agradezco, si les soy sincera. Si viviera lo mismo por segunda vez seguro me muero bien muerta, físicamente desaparecería de este plano.

Estoy tan cansada de tener que hablar de lo mismo y de sentirme así. Estoy harta. Porque cada vez que me perturban estos recuerdos y mi estúpido inconsciente de mierda es verme enfrentada a muchas cuestiones que no quise desenredar en su época y ahora, 19 meses después, no quiero ni siquiera recordar que están ahí.

Cuestionar cada una de mis relaciones y cada una de mis realidades es agotador y estúpido. Hacerlo ~sólo~ porque al inútil bueno-para-nada de mi corazón o mi cerebro auto-odiante o mis sentimientos todos roñosos va más allá de la lógica más sana. Es insano todo esto y estoy cansada, ya no quiero seguir viviendo esto.

Ya la he dejado ir, muchas más veces de las que ustedes podrían considerar, ¿Por qué no me deja en paz? Digo, además de todo lo que le di, ¿Qué más me quiere arrebatar? Ya no tengo nada. Estoy drenada.

Me gusta pensar que todo esto es porque sigo estancada en el mismo lugar donde ella me dejó y si me muevo y hago otras cosas y conozco a otras personas y me sigo moviendo de un lado a otro, no me va a atrapar esa mujer de mis sueños, la que sólo viene a recordarme lo que ya no tengo, lo que fui y lo que jamás va a volver a mí.

Empezar otra vez

A juzgar por mis movimientos en redes sociales podrían deducir que soy muy, eh, extrovertida, muy platicadora, muy "popular" y no es así, para nada. No hablo con mucha gente, pueden pasar días y días en que no hablo, no respondo llamadas ni contesto mensajes, sólo me quedo ahí flotando en un espacio de la existencia, totalmente en blanco.

No sé hacer amigues, creo que ya lo había dejado muy en claro, y ahora menos. Después de lo de Alex, de lo de Aldo, lo de José María, lo de Aarón, lo de Monse, lo de A-, lo de Cristian... 

Lo de Karli, yo ya no estoy segura de querer, de poder hacer amistad con alguien más. Ni siquiera estoy segura de si voy a poder mantener las amistades que siempre he tenido. Me siento drenada, cansada, harta.

Me siento muy herida y cada vez que mi corazón se imagina la posibilidad de conectar con alguien nuevo, se agita a tal punto que las suturas se abren y me duele, por lo que lo más sensato y sano para mí es cerrarme, azotar esa puerta y cerrarla con candado. Poner trabas en un inicio: "Tengo novio", "Soy autista", "Soy gei" y luego es como si mi inconsciente también interviniera. Olvido los mensajes, o respondo en mi mente pero no lo hago en realidad y se quedan esas palabras leídas jamás contestadas. No entro a mis redes sociales o sí lo hago y mucho y no interactúo con nadie.

Me he esforzado en acostumbrarme a estar sola, a sentirme sola, a no tener con quién platicar de las cosas que me gustan, o que me atraviesan, o que pienso tan espontáneamente que podría ser bastante problemáticas y hasta venenosas. Estar en un silencio permanente, sin sentir colores ni dolores. Morirme en vida, pues.

Me parecía lo más protector que podía hacer conmigo y mi corazón roto. Construir una elevada torre y encerrarme ahí hasta sanarme, incluso aunque me llevara toda mi vida.

Hasta que me llegó un mensaje a mis DM en Twitter.

Nada diferente ni nuevo. No sería la primera persona que me escribe por mensaje privado, me suelen escribir varias personas -en su mayoría que no conozco ni pretendo conocer-, y por lo general son insultos, fotos de penes e intentos fatales de ligarme y por eso mismo subí el nivel de privacidad y configuré mi perfil para que la gente que no sigo no me puedan escribir directamente, sino a un buzón especial que puedo ignorar todo el tiempo que quiera.

No sé por qué decidí abrirlo, no sé nada. Supongo estaba aburrida, necesitada de atención o sólo fue mera curiosidad, destino, casualidad, karma. Abrí el mensaje.

Era una chica, guapa, que su primer acercamiento fue ofrecerme fotos de sus gatos. 

Y yo de: what???

En un día normal no hubiera respondido, lo sé, pero ese día no fue normal. El corazón me latió otra vez, temeroso pero al mismo tiempo anhelante.

Sé que me merezco una mejor amiga, me merezco conectar con las personas, me merezco tener buenas personas en mi vida que me ayuden y me acompañen. Lo merezco. Pero verán, después de estos últimos años en que tantxs han llegado y me han lastimado DE LA NADA, DE LA COMPLETA Y ABSOLUTA NADA, SIN NINGÚN MOTIVO LEGÍTIMO DETRÁS, NI UNA RAZÓN QUE LES RESPALDE, una queda siscada. 

Ya no sé cómo conversar con las personas, no sé cómo seguir una conversación. Si antes no lo sabía, por mi neurodivergencia y personalidad introvertida, ahora menos lo sé porque me siento herida y traumada. Ya no sé qué decir que no se vaya a malinterpretar, no sé cómo entablar conversación sin que parezca que estoy echándole mis problemas a alguien, no sé cómo ser amable sin que piensen que estoy echándoles los perros, no sé cómo ser yo sin temer que me censuren, que se burlen o me invaliden, como ya me pasó.

No sé cómo confiar, no sé cómo dejar que alguien entre a mi vida. Me muestro ausente, distante, fría. No hablo de mi vida privada y tampoco doy mis redes sociales. Tengo miedo, mi corazón aún late roto, quiero sanar y quiero paz.

Pero también siento emoción. Y fe. Algo que no sentía en mucho tiempo, algo que me prohibí sentir.

Son las pesadas penas del pasado que me anclan al dolor, yo lo sé. Debería dejarlo ir, también lo sé. 

La cosa es que, siento que lo que he vivido no fue "mera coincidencia", creo que hay un patrón. Creo que si no presto atención a los modismos de la gente, a la manera de conducirse, si no aprendo a desconfiar, me volverán a dañar.

Merezco buenas personas en mi vida pero no estoy dispuesta a seguir besando gente culera con la ilusión de que se quieran quedar conmigo.

Siempre habrá intereses de por medio, siempre alguien quiere algo de mí. Mi cuerpo, mi tiempo, mi talento, mi voluntad, mi corazón, mi dolor... 

Yo ya no quiero seguir apostando todo eso en la tremenda inocencia de querer que funcione. The fuck. Prefiero quedarme y morirme sola alv.

Pero sería mentira si digo que no me ha emocionado mantener conversación con esta persona, que desde ese día hemos hablado, aunque sean tres palabras, diario. 

He conocido gente bien maravillosa por Twitter, gente con quién me he sentido muy conectada por nuestras similitudes y diferencias. Gente de quién he aprendido mucho y gente que me ha dicho lo muy interesada que está en tener amistad personal conmigo.

Me emociona mucho pensar que alguien puede encontrar valor en mí así. Me pone triste pensar que estoy poniendo trabas, obstáculos, porque no me siento bien, no me siento digna. No tengo nada qué ofrecerles.

Aún estoy haciendo luto por todo lo que he perdido, por todo el daño que esas personas dejaron cuando se dieron cuenta de que no les iba a dar lo que me pedían. Aún estoy recomponiéndome del suicidio de mi amiga en el 2018. Aún le sigo llorando al mimors. 

Todavía estoy en ese proceso. Estoy buscando mi propia sanación, mi propia paz, mi propio espacio.

Retomar mi carrera de maestra de educación especial y abrirme paso en el mundo de la narrativa literaria y audiovisual. Concretar y abrir mis proyectos personales. Hacer activismo, comer saludable y meditar y leer más. Escribir más, aprender más, vivir más, besar más, amar más. Regresar a terapia, buscar mis DX. Hacerme feliz a mí misma.

Al final, mi conclusión es que tengo mucho miedo pero tengo más ganas de empezar otra vez.