jueves, 20 de agosto de 2020

La última línea de cocaína

Sólo soy consciente de que estoy viviendo el síndrome de abstinencia cuando tengo la sustancia entre la nariz y los labios. 

En mi sano juicio no lo haría, no lo buscaría, no lo metería en mi cuerpo pero sólo me doy cuenta de eso hasta que voy a la mitad, que se desliza por entre mi boca y entra en mí y se deshace fuera. 


"No lo vuelvo a hacer" me digo a mí misma pasadas las horas, cuando sufro las repercusiones y saboreo ese dolor con la lengua, casi como si estuviera lamiendo el filo de una espada. Me duele pero me gusta. Me concentro en el dolor, abrazo ese dolor de cabeza y de cuerpo, me dejo llevar entre el oleaje de las náuseas, el vómito y el dolor muscular de mi abdomen. Quiero tatuar el recuerdo de ese malestar en mi cerebro para que sea lo suficientemente fuerte la siguiente vez que se me presente y poder decir que no, gracias.


Lo hago con sobrada destreza. Desde la primera vez que viví algo así decidí guardarlo conmigo y puedo revivirlo, no recordarlo. Es tan vívida la sensación que podría repetir las mismas respuestas biológicas de mi cuerpo.

Así ha sido desde entonces y lo cierto es que nunca me ha ayudado en nada, en todo caso, ha incrementado mi deseo. Quiero volver a perderme entre sensaciones magnificadas y quiero volver a retorcerme en la oscuridad del sufrimiento. Es indescriptible lo que siento cuando lo vivo, sólo yo sé lo que significa.


Tengo un problema de adicción, ya lo sé.


Zendaya: ¿Por qué 'Euphoria' no ha recibido ninguna nominación a ...



San Google dice que la adicción es: "Hábito de conductas peligrosas o de consumo de determinados productos, en especial drogas, y del que no se puede prescindir o resulta muy difícil hacerlo por razones de dependencia psicológica o incluso fisiológica"

Puedo dejarlo cuando quiera, como quiera, bajo mis propios términos. Puedo dejar lo que quiera dejar de un día para otro, o tardarme cinco años. Todo está bajo mi mano y yo la muevo a mi antojo.

No quiero hacerlo.


Soy dependiente a muchas cosas: Al alcohol, a los fármacos controlados, a la cafeína, a la literatura clásica, a las películas de terror. Al amor romántico, a la validación ajena, al peligro. 


Dependo mucho y me gusta depender de mi autodestrucción. Es intoxicante a tal punto que puedo olvidar absolutamente todo en el mundo y por esos segundos, minutos, horas, sólo soy yo y el mundo es un cuarto con dos sillones y un ventanal.

Greg & Rebecca - Crazy Ex Girlfriend - This is on me - YouTube


Sé que está mal, no debería ser así. Debería ser saludable y valerme por mí misma y no necesitar de nada ni de nadie para ser feliz.

La cosa es que me aburro como ostra. Es increíblemente aburrido el mundo sin nada de emoción. Es monótono, gris, aburrido, extenuante, y por momentos se puede volver un agujero negro que te roba hasta la última gota de creatividad que te puede resbalar por el cerebro.


Me aburro yo sola, no tengo temas de interés ni de plática, no tengo ganas de funcionar así. 


Por lo que como es evidente, aventarme de cabeza a algo estúpido y horrible es lo único que me queda.


Prefiero sufrir mil veces una cruda, de las peores que he pasado, que nunca atreverme a nada por miedo. Prefiero que me rompan el corazón y me rechacen cien personas distintas en un mismo año que nunca atreverme a nada por miedo.

El miedo ata y saca lo peor de nosotrxs, y lo peor de mí es eso mismo: el aburrimiento.


Dan cero ganas de vivir sabiendo que sólo hay silencio dentro de una y fuera de todo, pintando las arboledas y alzando los rascacielos. Silencio. Aburrición. Vacío. En blanco.


Qué efectos tiene consumir setas alucinógenas? - Cadena Dial


No puedo yo sola en este mundo, ¿Saben? Y no creo que tenga algo de malo reconocerse vulnerable y débil.

Lo soy. He vivido mierda que jamás nadie debería vivir, de la que no me gusta hablar y si sólo lo hago audible es para recordarme a mí misma todo el largo camino que llevo recorrido. Pero, claro, de las cosas buenas y malas y traumáticas no se sale igual y eso me llevó al borde.

Me gusta aquí. Me puedo sentar y dejar mis piernas colgar y asomarme de vez en cuando a la oscuridad, que a veces me susurra y me invita a tirarme y dejarme ir y a veces me rechaza. -lol-


Y devoro libros como si se me fuera la vida en ello, y olvido comer. Y salto de relación en relación, de cuál sea el tipo. Y rompo todos mis vínculos y luego los remendo y luego busco nuevos. No puedo estarme quieta conmigo dentro aquí. Me aburro. Y las botellas de vodka me empiezan a hacer ojitos y se me va el tiempo en eso. Las latas de 4loko vacías se amontonan en mi clóset, junto a las botellas de mezcal y whisky y vino rosado. Y engaño a la gente, claro que sí, y les saco fármacos controlados. A veces no puedo dormir y odio recurrir a las pastillas, lo saben, me hacen sentir inútil. Pero a veces no quiero lidiar con el mundo y es más fácil bajar la palanca. 

Se me olvida comer y contestar mensajes. Preocuparme por mi futuro laboral y preocuparme por mi salud física. El otro día le grité al frasco de mermelada porque me empezó a silbar y a los segundos me di cuenta de que era una cosa y las cosas no hablan. Haciendo tortillas, -intentando más bien- tuve un episodio y estuve llorando media hora sobre la masa, de la frustración de estar encerrada y sentirme tan impotente. Alguien va conduciendo el auto que representa mi vida y yo voy en la cajuela, amordazada. 


Tove Lo - Habits (Stay High) on Make a GIF


La vida no es para todxs, eso lo aprendí del suicidio de mi amiga. La vida no es para mí, y eso lo entendí cuando tenía 15 años y pensé en matarme.


No tengo planes inmediatos de hacerlo, tho. Morirme. Todavía hay cosas que quiero hacer. No voy a vivir mucho, eso sí lo tengo claro. Es tan aburrido estar en pausa, ¿No creen?


Tengo tres semanas sin tomar ni una gota de alcohol. No quería tomar y ponerme mal porque ahora sobria me siento mal, imagínense peda. Quería permanecer un par de meses más sobria. 

No creo que pueda. Este fin iré por un vino.

¡A la salud de quién sea que esté leyendo esto! 


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