¿Por qué mis amistades con mujeres son tan largas y estables pero con los hombres no? Mi amistad más corta con una mujer es de 5-6 años. Mi amistad más LARGA con un hombre es de año, año y medio.
Siempre pensé que me llevaba mejor con los hombres porque desde niña me vi rodeada de ellos. Siempre tuve más amigos hombres. Conforme pasó el tiempo me di cuenta de que no era que me llevara mejor con ellos, es que ELLOS estaban en mis áreas de interés: La literatura, el cine, la música, la ciencia, la investigación, el activismo, etc, etc, etc, está INFESTADA de hombres.
Y no es mi culpa. No es mi culpa que a mí me gusten tanto esos campos. Es culpa de ellos por no saber ser amigos.
Hace unas semanas, quizás un mes, mientras perdía el tiempo en fb me topé con una foto. En la foto, publicada por una amiga lejana, una conocida, aparecía uno de mis "amigos". En la foto también aparecía el que era mi amigo y me agredió sexualmente en una fiesta. O sea, ambos posaban ahí, sonrientes.
Sentí que temblaba un poco por debajo de mis pies y un frío me cubrió de pies a cabeza. Alguien que se decía llamar "mi amigo" SEGUÍA conviviendo y seguía tratando de amigo a MI AGRESOR SEXUAL. Diego estuvo presente cuando José Luis me agredió esa noche de octubre. Diego estuvo de acuerdo con que lo que había hecho era José Luis y aún así, Diego decidió salir en la foto con él, fingir que nada había pasado, que él no sabía lo que me había hecho.
Esos no son amigos. Ninguna de mis amigAs presentes le dirigieron la palabra a José Luis, lo cortaron de sus vidas. ¿Por qué los hombres habían decidido que lo que me hizo pasar era algo "perdonable" o no podían "juzgarlo" o cuáles fueran sus razones?
Pacto patriarcal. Flojera mental.
Me dio mucha tristeza en un principio pero después exhalé y seguí con mis cosas. Tomé mi decisión. Di por terminada cualquier rastro de amistad que tuviera con él.
Pero obvio no se lo dije, nomás lo ghosteé. Me escribió hace unos días y lo bloqueé.
Voa hacer lo que esté en mis manos para mantenerme a salvo y no me importa a quién tenga que cortarle la cabeza en el camino.
AHORA SÍ SE LES ACABÓ LA CHARLIE MARIAN BUENA ONDA.
No es mi culpa.
No me voy a responsabilizar por la falta de criterio, la inmadurez emocional y los tratos misóginos de los que eran mis amigos. Yo hice lo que pude por ellos y siempre fui leal y honesta. Claro, tengo mis errores, nada que no se solucione hablando, pero yo nunca les hice daño por mis propios intereses.
Emmanuel me ghosteó porque esquivé su beso, incluso cuando siempre fui muy clara con respecto a la naturaleza de nuestra amistad. Mauricio escribió mi nombre en una lista para calificarnos a las niñas por nuestros atributos físicos en 6to de primaria. José Luis me agredió sexualmente en esa fiesta, Aarón me dejó un moretón en el brazo porque no quise besarlo en el Airnb y José María me llamó "la experiencia más tóxica que había tenido" porque le dije que no podía corresponder a su energía y atención y no quería hablar con nadie ese día. Ángel me hizo quedar como una loca después de bajita la mano intentar algo más conmigo y después negarlo, Nuncio siempre me violentó de manera verbal y emocional con sus constantes burlas hacia mi persona y mis relaciones. Aldo me dejaba de hablar POR DÍAS porque no soportaba la idea de que yo estaba enamorada de alguien más. David me acusó con el profesor por una broma secreta que él y yo teníamos, Víctor le decía a mi mejor amiga que quería que fuera su novia pero a mí me mandaba cartas para decirme que le gustaba. Kevin se reía de mis propósitos de activismo. Y Diego siempre me hizo sentir insegura con respecto a mi ser, al menos cuando estaba con él.
La confesión en todo esto no es decir sus nombres, que quizás algunos de ustedes identifiquen, otros quizás no. Esto ni siquiera es quemarlos porque de querer quemarlos lo puedo hacer. Mi confesión, las palabras rotas que salen de mis entrañas, es que el perdón no es para ellos. Es para mí misma.
Yo de verdad creí que eran mis amigos y creí que eso que me daban y que me hacían pasar y me hacían sentir, era ~normal~.
Que su maltrato porque no podía corresponderles era normal, era natural, era razonable, era LÓGICO.
Que su maltrato porque no me sometía ante sus comportamientos misóginos y violentos era MI CULPA por no "darles por su lado", por no "evitar esas conversaciones".
De verdad lo creí.
Cuando llegaban a un punto crítico y no podía más, rompía mis lazos con ellos Y A PESAR DE ESO ME SENTÍA MAL.
A mi alrededor, por lo general, se me cuestionaban mis razones para ya no mantener mi amistad con ellos.
De exagerada no me bajaban.
¿Bueno y qué? Al final era yo quién vivía esa amistad con ellos y al final era yo quién sufría las consecuencias.
Por bastante tiempo procesé internamente que era yo la rota, que no sabía hacer amigos ni mantenerlos. Que yo era la sensible, la que no "awantaba nada", la problemática, la peleonera, la que estaba viendo de más, la loca.
Y otra vez: Si ese fuera el caso, ¿Por qué con mis amigas no era la misma historia? ¿Por qué con ellas sí me sentía segura y a salvo, con ellas podía sentirme libre de decir y hacer lo que quisiera, por qué con ellas no tenía miedo cuando salíamos a bailar y tomar de noche, por qué ellas no me hacían sentir mal?
Es que los hombres no saben ser amigos. Esa es la cuestión.
En esta sociedad machista, los hombres no pueden liberar sus tensiones y sus angustias entre ellos, como amigos. Para eso tienen a la novia/esposa, para desahogarse, para que los escuche quejar entre gruñidos sobre sus malestares. Cuando no tienen parejas, tienen a sus amigas. Con ellas/nosotras hablan de eso, de sus dolores y sus cosas privadas.
Eso está bien, es normal, entre amigas también lo hacemos, para eso estamos.
Lo que pasa con ellos es que, como ese papel lo tienen reservado para las novias, cuando una amiga lo hace, ellos se confunden muchO. Se enamoran de esa intimidad emocional y de esa seguridad que les da una amiga, porque no tienen novia y no tienen amigos. Su peligrosamente corta red de apoyo los empuja a actuar como verdaderos cavernícolas, irracionales y amateurs.
Yo no creo que ni la mitad de mis amistades con hombres que se terminaron porque no les correspondí de verdad estuvieran infectadas de amor romántico. Ellos no me amaban, no me quería, no les gustaba.
Ellos sólo querían la idea de mí, la idea que iba a validarles sus frágiles masculinidades. La pobre princesa atrapada en una torre y ellos me iban a rescatar.
No les importaba lo que yo era, sólo querían lo que ellos querían tener de mí.
Tengo veinticuatro años y de tantos lugares en donde he estado, es raro que no haya conservado a ninguna de mis amistades masculinas de años, al contrario de las mujeres. Al día de hoy nomás considero a dos, tres hombres cis-heteros mis amigos. Me siento muy contenta con ellos, me siento segura y me siento respetada pero la verdad tampoco me hago muchas ilusiones, porque siento que en cualquier momento alguno de ellos, DanDan, JuanPa, Robertito, el perrito lloran2, quién sea, saldrá con una chingadera.
Espero que no, de verdad, con todas las fuerzas de mi corazón deseo que esas amistades lleguen a la posteridad y que me prueben lo contrario. Que a pesar de mi catastrófico historial de amistades con varones, todavía hay buenos hombres que SÍ quieren ser mis amigos, que SÍ me van a respetar y me van a dar mi lugar y que en vez de estar chingando el padre con que tengo novio, con que soy lesbiana o asexual, con x cosa, van a hablar conmigo y lo vamos a solucionar. Que quieren mi amistad, no mi cuerpo.
Estoy cansada.
Estoy cansada de todo ese ritual de inicio, de las pláticas incómodas iniciales, de conocerse, de llegar a entablar una amistad sana para que después la arruinen con estupideces machistas. Yo valoro muchísimo mis amistades, sean del género que sean -si es que lo tienen, obvi-, uno de los pilares más importantes en mi vida son mis amigues.
Pero ya no tengo miedo de romper con quién tenga que romper cuando se quiera pasar de culero conmigo.
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